martes, 31 de julio de 2012


Evangelio según San Mateo 13,36-43.

Comentario por: David Quiroa

De la misma manera sucederá al fin” (Mt 13,36-43)

Mucha gente anda en el mundo esperando  “la justicia divina”, creyendo que es una especie de venganza personal que ocurrirá en nuestros  días, pero no es así.

El juicio del fin es muy simple: se separa lo que sirve de lo que no sirve. Lo bueno se guarda, lo malo se desecha.  

Por eso Dios nos da tantas oportunidades de servir aquí en esta vida y casi nunca cobra venganza por los males que hacemos. Porque  quiere que al final seamos de los buenos, de los que sí sirven. Sólo los que se empeñan en hacer el mal serán desechados, y para ese momento ya no vamos a querer venganza, al contrario: sentiremos pena por todos los que pudiendo   salvarse, escogieron el camino del mal.

El ejemplo de hoy: San Ignacio de Loyola. Fundador de los jesuitas, combina una  profunda espiritualidad con acciones claras en beneficio de los pueblos a los que sirve.

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Evangelio según San Mateo 13,36-43.

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña en el campo”.
El les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga! 

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