Evangelio según San Lucas 11,37-41.
Comentario por David Quiroa
“Den como limosna lo que tienen y todo será puro”
Seamos honestos: la mayoría de nosotros
estamos más limpios por fuera que por dentro. Igual que los fariseos. Tendría
uno que estar medio loco o ser un gran santo para sacar fuera todas sus
porquerías de adentro y que todos las miren.
Pero Jesús no se queda sólo en la
condena, nos da el remedio. Para limpiar todo por dentro y por fuera, hay que
dar de limosna lo que se tiene. ¿Cómo es posible que un acto tan simple nos
pueda limpiar por dentro?
Porque al desprendernos de aquello que
hemos obtenido por malas artes, rechazamos activamente el mal que nos posee. Si
yo robé, devuelvo el doble. Y eso significa que no quiero robar nunca más.
Nadie es tan pobre que no pueda dar un
Rosario: El Rosario fue
creado para que todos, incluso los analfabetos pobres y sin instrucción,
pudieran comprender y meditar todo el Evangelio. No se necesita oratorio, guía
espiritual ni herramientas para rezarlo. Sólo tiempo y el deseo de dar a Dios
lo que tenemos por dentro.
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Evangelio según San Lucas 11,37-41.
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús
entró y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: “¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera
la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos!
El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como
limosna lo que tienen y todo será puro.
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