sábado, 17 de octubre de 2015

“Aquél que me reconozca abiertamente” (Lc 12,8-12.)

Evangelio según San Lucas 12,8-12.
Comentario por David Quiroa

“Aquél que me reconozca abiertamente” 

Es casi tan difícil ser cristiano ahora, como en tiempo de la persecución de los romanos. No es que lo echen a uno a los leones, pero casi. Reconocerse cristiano significa ser ridiculizado, perseguido, burlado o en el mejor de los casos, tomado por tonto.

Pero dice Jesús que si uno lo reconoce abiertamente, Él nos reconocerá. Y si uno lo oculta, ni los ángeles lo reconocerán.

Es un reto difícil, en algunos países puede uno perder la vida por eso. Aquí, donde todavía puede uno ser fan de una página católica y llevar un Rosario al cuello, hay que aprovechar. Porque quién sabe si nos dará tiempo a hacerlo en la otra vida.


Algunos llevamos un Rosario pegado en carro: Es una forma de reconocer públicamente que creemos en Dios, en la Virgen y en sus promesas. Ojalá que en la otra vida entremos nosotros y no el carro solo.

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Evangelio según San Lucas 12,8-12.

Les aseguro que aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.

Pero el que no me reconozca delante de los hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios.

Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.


Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir”.

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