viernes, 2 de noviembre de 2012


Evangelio según San Mateo 25,31-46. 
Comentario por: David Quiroa

“¿Cuándo te vimos hambriento?” (Mt 35,31-46.)
                                                                                              
Al terminar nuestra vida, habremos construido nuestro futuro en tres posibilidades: La santidad, que celebrábamos ayer; la justicia, que recordamos hoy, y la maldad, de la que tenemos que huir.

El ideal cristiano es la santidad, para ir al cielo.  Se requieren esfuerzos extraordinarios, pero se puede. Para quien no comprende eso, está la justicia: portarse bien, ayudar a los necesitados, no causar daño.  Estos llegarán al purgatorio, porque no son malos, pero les falta para entrar  al cielo.

Los malos, a los que este Evangelio llama “cabritos”, son los que no solo no se esfuerzan por hacer el bien, sino que se despreocupan de las necesidades de los demás, dejan pasar todas las oportunidades de hacer algo bueno y Dios los desecha en el lago de fuego que conocemos como infierno.

Sabiendo esto, ¿a dónde queremos llegar?

El ejemplo de hoy: Los fieles difuntos. Todos los que sin comprender completamente la fe, se portaron bien en vida y por eso Dios les dará su recompensa a su debido tiempo.

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Evangelio según San Mateo 25,31-46. 

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.  Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.

Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.

Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,  porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;  estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’. 

Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”.

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