domingo, 14 de octubre de 2012


Evangelio según San Marcos 10,17-30. 
Comentario por: David Quiroa

“Para los hombres es imposible” 
                                                                                              
Nuevamente nos enfrentamos al debate de la fe contra las obras. Los discípulos notan que es  muy difícil alcanzar la Vida Eterna por su propio  esfuerzo y Jesús les confirma que  no solo  es difícil: es imposible.

¿Entonces, nos damos por vencidos como el joven rico?  ¡Todo lo contrario! A cada quien  se le pide dar su máximo esfuerzo, según sus circunstancias, para seguir al Señor. 

Dios no nos pide tal o cual sacrificio, esta o aquélla obra. El Señor quiere TODO, pero no para quedárselo, sino para multiplicarlo aquí y en la próxima vida.

El ejemplo de hoy: San Calixto I. Papa. Ante la tendencia de creer que nadie podía salvarse, Calixto recordaba que Dios perdona 70 veces 7,  es decir, siempre.

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Evangelio según San Marcos 10,17-30. 

Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”.

Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.  Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”.

El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”.

Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”.
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.

Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”.

Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: “Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”.

Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”.

Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible”.

Pedro le dijo: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.

Jesús respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia,
desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.”

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