miércoles, 3 de octubre de 2012


Evangelio según San Lucas 9,57-62. 
Comentario por: David Quiroa

“Sígueme” 
                                                                                  
En este mundo habemos dos tipos de misioneros: Los que dejan comodidades y familia por ir a  anunciar el Reino, y los que desde nuestra trinchera tratamos de seguir a Jesús.

A ambos el Señor nos pide lo mismo: tenerle poco aprecio a las cosas que son buenas, por hacer  algo que es mejor.  

Esa no es una decisión que se toma sólo una vez en la vida, sino una que se toma constantemente: Preferir ayudar a un pobre que pagar un funeral más lujoso para un pariente, “perder” un poco de tiempo por hacer obras de misericordia en vez de disfrutarlo con la familia, son cosas que deberíamos hacer siempre, si queremos seguir a Jesús.

El ejemplo de hoy: San Francisco de Borja. Noble de origen, tuvo que esperar 40 años -avanzada edad en aquéllos tiempos- para dejarlo todo y seguir al Señor.

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Evangelio según San Lucas 9,57-62. 

Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”.

Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.

Y dijo a otro: “Sígueme”.

El respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”.

Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”.

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”.

Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”. 

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