Evangelio según
San Lucas 9,57-62.
Comentario por: David Quiroa
“Sígueme”
En este mundo habemos dos tipos de
misioneros: Los que dejan comodidades y familia por ir a anunciar el
Reino, y los que desde nuestra trinchera tratamos de seguir a Jesús.
A ambos el Señor nos pide lo mismo:
tenerle poco aprecio a las cosas que son buenas, por hacer algo que es
mejor.
Esa no es una decisión que se toma sólo
una vez en la vida, sino una que se toma constantemente: Preferir ayudar a un
pobre que pagar un funeral más lujoso para un pariente, “perder” un poco de
tiempo por hacer obras de misericordia en vez de disfrutarlo con la familia,
son cosas que deberíamos hacer siempre, si queremos seguir a Jesús.
El ejemplo de hoy: San Francisco de Borja. Noble de
origen, tuvo que esperar 40 años -avanzada edad en aquéllos tiempos-
para dejarlo todo y seguir al Señor.
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Evangelio
según San Lucas 9,57-62.
Mientras iban caminando, alguien le dijo
a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”.
Jesús le respondió: “Los zorros tienen
sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene
dónde reclinar la cabeza”.
Y dijo a otro: “Sígueme”.
El respondió: “Permíteme que vaya
primero a enterrar a mi padre”.
Pero Jesús le respondió: “Deja que los
muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero
permíteme antes despedirme de los míos”.
Jesús le respondió: “El que ha puesto la
mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.
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