jueves, 13 de septiembre de 2012


Evangelio según San Lucas 6,27-38. 

Comentario por: David Quiroa

“Eso lo hacen también los pecadores” 
                                                                                            
En estos días, se considera “listo” al que sabe negociar. Y por negociar se entiende al que logra exprimirle al otro hasta el último centavo a cambio de algo. ¡Ah, qué hábil es!

Y dice Jesús que eso no es ningún mérito: Eso lo hacen hasta los malos. El verdadero mérito es dar sin esperar nada a cambio. Al que pide una cosa darle dos, hablar bien del que echa pestes sobre uno.

Porque Dios es así: Nos regala el sol, el agua y este planeta aunque no lo merecemos.  A los que son generosos, Él los recompensa. Los que son tacaños, sólo reciben lo que salieron a negociar y ni un poquito más.

El ejemplo de hoy: San Juan Crisóstomo. Era tan buen predicador que le apodaron “boca de oro”, que es lo que significa  Crisóstomo.

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Evangelio según San Lucas 6,27-38. 

Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.  Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.  Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. 
Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.

Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos. 
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.  No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes”. 

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