Evangelio
según San Lucas 8,19-21.
Comentario por: David Quiroa
“Mis hermanos son…”
A algunos la genética nos juega malas
pasadas. Tenemos un hermano que no nos quiere, un tío medio loco, y un primo
narcotraficante.
Pero, ¿quiénes son en realidad nuestros
hermanos? La gente que trabaja con uno, los clientes, los proveedores, los
amigos que nos buscan porque les caemos bien y no por interés ni
porque les hagamos algún favor.
Igual pasa con Cristo. Sus
hermanos son los que lo buscan por
cariño, los que están con Él en las buenas y en las malas, los que trabajan a
su lado, toman su cruz y le siguen. Los demás son como el tío loco: podrán
decir lo que quieran, pero son como desconocidos.
El ejemplo de hoy: San Cleofás. Uno de los discípulos de Emaús, que
sin reconocerlo le dijo al Señor: “quédate con nosotros”.
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Evangelio según San Lucas 8,19-21.
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte”.
Pero él les respondió: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”.
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