lunes, 20 de agosto de 2012


Evangelio según San Mateo 19,16-22. 

Comentario por: David Quiroa

“…he cumplido ¿Qué me queda por hacer?” (Mt 19,16-22)

Jesús nos expone la diferencia entre hacer lo correcto y ser perfecto. Cumplir los mandamientos está muy bien y es como el requisito principal para entrar al Reino.

Pero para ir más allá, hace falta un desprendimiento de lo que nos ata a la tierra: casi siempre, las posesiones materiales. No se trata simplemente de venderlo todo y quedarse con una mano atrás y la otra adelante, como creyó el joven rico. Se trata de amar a la gente más que a las cosas, amarlos a todos sin distinción y sin interés.

Al revisar la lista de mandamientos mencionados por el Señor, notarán que faltaban los que mandan amar a Dios. Porque el verdadero amor y respeto a Dios se expresa amando y respetando a los demás. 

El ejemplo de hoy: San Bernardo de Claraval. Decía que despreciar al cuerpo -al ser humano- era despreciar al Creador y combatió duramente el odio a los judíos que se daba también en aquélla época, hace mil años.

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Evangelio según San Mateo 19,16-22. 

Luego se le acercó un hombre y le preguntó: “Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?”.

Jesús le dijo: “¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos”.

“¿Cuáles?”, preguntó el hombre.
Jesús le respondió: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

El joven dijo: “Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?”.

“Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”.

Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

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