sábado, 21 de julio de 2012


Evangelio según San Mateo 12,14-21.

Comentario por: David Quiroa
         
“No quebrará la caña doblada”

A veces nos preguntamos por qué Jesús no se baja del cielo, lanza fuego y destruye a todos los malos que nos hacen sufrir tanto en este mundo.

Lo que pasa es que el Señor no actúa  de esa manera.  Aún a los que vivimos doblados por el peso de nuestros pecados el Señor nos mantiene con vida, con la viva esperanza de que un día nos enderecemos.

Él no grita, no discute, no tira fuego por los ojos. Él ama, y espera pacientemente hasta el día que por puro amor logre que la justicia triunfe.

El ejemplo de hoy: Profeta Daniel. Sus profecías anticiparon por mucho la llegada de Jesús y algunas de las profecías del Apocalipsis.

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Evangelio según San Mateo 12,14-21.

En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. 

Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer,  para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección.

Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones.  No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia;  y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre.

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