martes, 27 de noviembre de 2012


Evangelio según San Lucas 21, 5-11
Comentario por: David Quiroa

“No se alarmen” 

En medio de las más terribles profecías de nuestro Señor, se esconde una frase: “No se alarmen”.  ¿Cómo no va uno a alarmarse entre guerras, terremotos y otros fenómenos aterradores?

Ya nos lo ha dicho el Señor varias veces: hay que estar preparados.  Y prepararse no es más que portarse bien, seguir los mandamientos, ayudar a los pobres y dar “aunque sea un vaso de agua”.

¿A quién no le asusta la muerte y la destrucción? Justamente, al que no tiene nada que perder y sí mucho que ganar el día que el Señor venga o lo llame a Su presencia.

El ejemplo de hoy: Beato Raimundo. Quiere conocer a Dios por medio de la ciencia, logra llevar su  método a las aulas universitarias y ante su fracaso reconoce que a Dios solo se conoce por el amor.

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Evangelio según San Lucas 21, 5-11

Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: “De todo lo que  ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.

Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?

Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: “El tiempo está cerca’. No los sigan.

Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones  no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes,  pero no llegará tan pronto el fin”.

Después les dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino.  Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes;  se verán también fenómenos aterradores y  grandes señales en el cielo.

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