Evangelio
según San Mateo 19,3-12.
Comentario por: David Quiroa
“El que se divorcia y se casa con otra,
comete
adulterio”
Más claro no se puede decir. Pero las
leyes de los hombres se retuercen tanto que termina pareciendo que dice otra
cosa, por la dureza de nuestro corazón.
Las leyes de Dios son simples y
claras: No robar, no mentir, no matar, no cometer adulterio... Cuando sentimos
que no entendemos lo que realmente quieren decir es porque estamos
interponiendo nuestros deseos malos en el camino de Dios.
El ejemplo de hoy: San Beatriz de Silva. De noble familia, acosada por los
nobles para casarse, hizo voto de castidad y fundó la orden de monjas de
la Inmaculada Concepción: como dice el Evangelio de hoy, “hay quienes
decidieron no casarse por el Reino de los Cielos”.
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Evangelio según San Mateo 19,3-12.
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?”.
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?”.
El respondió: “¿No han leído
ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que
dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer,
y los dos no serán sino una sola carne? De manera que ya no son dos, sino
una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.
Le replicaron: “Entonces, ¿por qué
Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?”.
El les dijo: “Moisés les permitió
divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al
principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su
mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio”.
Los discípulos le dijeron: “Si
esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”.
Y él les respondió: “No todos entienden este lenguaje, sino sólo
aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan,
porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados
por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los
Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!”.
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