viernes, 4 de septiembre de 2015

“Tus discípulos comen y beben” (Lc 5,33-39.)

Evangelio según San Lucas 5,33-39.   
Comentario por David Quiroa

“Tus discípulos comen y beben” 

El problema de los fariseos no es que los discípulos disfruten: es que no sufren como ellos. Así encontramos muchos fariseos hoy en día.  No les importa si ellos la pasan bien o mal, siempre que los demás la pasen peor.

Lo malo de esa actitud es que siempre encontraremos quién esté disfrutando más que nosotros. Raras veces nos fijaremos en los que sufren, sólo veremos el bien de los demás que nosotros no tenemos.

Si no queremos ser fariseos y vivir enojados todo el tiempo, tenemos que alegrarnos del bien ajeno. Si los fariseos se hubieran dado cuenta de lo que se estaban perdiendo por andar enojados, otra habría sido su historia.

El ejemplo de hoy, Santa Rosa de Viterbo: Pasó la mayoría de sus 17 años de vida haciendo penitencia y predicando el Evangelio.

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Evangelio según San Lucas 5,33-39.

En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”.

Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.

Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos!

Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor”.

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