Evangelio según San Lucas 5,33-39.
Comentario por David Quiroa
“Tus discípulos comen y beben”
El problema de los fariseos no es que
los discípulos disfruten: es que no sufren como ellos. Así encontramos muchos
fariseos hoy en día. No les importa si
ellos la pasan bien o mal, siempre que los demás la pasen peor.
Lo malo de esa actitud es que siempre
encontraremos quién esté disfrutando más que nosotros. Raras veces nos
fijaremos en los que sufren, sólo veremos el bien de los demás que nosotros no
tenemos.
Si no queremos ser fariseos y vivir
enojados todo el tiempo, tenemos que alegrarnos del bien ajeno. Si los fariseos
se hubieran dado cuenta de lo que se estaban perdiendo por andar enojados, otra
habría sido su historia.
El ejemplo de hoy, Santa Rosa de
Viterbo: Pasó la
mayoría de sus 17 años de vida haciendo penitencia y predicando el Evangelio.
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Evangelio según San Lucas 5,33-39.
En aquel tiempo, los escribas y los
fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen
oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos
comen y beben”.
Jesús les contestó: “¿Ustedes
pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará
el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.
Les hizo además esta comparación: “Nadie
corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá
el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco
se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el
vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos!
Nadie, después de haber gustado el
vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor”.
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