Evangelio según San Lucas 5,1-11.
Comentario por David Quiroa
“Si tú lo dices, echaré las redes”
Yo le llamo a esto “el triunfo de la esperanza sobre la
experiencia”. La experiencia nos dice que ya intentamos todo y nada
funcionó. No hay comida, no hay trabajo, todos los políticos son corruptos,
jamás me voy a librar de este pecado.
Pero Jesús dice “prueba una vez más”. Y Jesús tiene razón. Como todos los que saben de estadística
comprenden, los resultados al azar de antes no aseguran un resultado futuro. ¿Siempre
ha ganado el candidato que quedó en segundo lugar en la elección pasada? A lo
mejor esta vez no le toca.
No importa cuántos años nos hayamos
pasado tratando de resolver ese problema que parece imposible, la esperanza nos
dice que hay que probar una vez más. Aunque no hayamos pescado nada toda la
noche, a lo mejor en la madrugada sobra hasta para los vecinos.
El ejemplo de hoy, San Gregorio
Magno, Papa: Sus gestos
nos resultarían familiares hoy: convirtió su palacio en monasterio para vivir
una vida sencilla, renovó la liturgia, fomentó las devociones populares, obtuvo
la conversión de Inglaterra. Se le conoce por el “canto gregoriano”.
-------
Evangelio según San Lucas 5,1-11.
En una oportunidad, la multitud se
amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de
pie a la orilla del lago de Genesaret.
Desde allí vio dos barcas junto a la
orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.
Jesús subió a una de las barcas, que
era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se
sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a
Simón: “Navega mar adentro, y echen las redes”.
Simón le respondió: “Maestro, hemos
trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré
las redes”.
Así lo hicieron, y sacaron tal
cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron
señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos
acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a
los pies de Jesús y le dijo: “Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador”.
El temor se había apoderado de él y
de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo
mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón.
Pero Jesús dijo a Simón: “No temas,
de ahora en adelante serás pescador de hombres”.
Ellos atracaron las barcas a la
orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario