miércoles, 9 de septiembre de 2015

“Felices los que lloran, porque reirán” (Lc 6,20-26.)

Evangelio según San Lucas 6,20-26.
Comentario por David Quiroa

“Felices los que lloran, porque reirán” 

Jesús nos está hablando de la vida eterna y sin embargo, qué precisas son sus palabras en esta vida mortal. A las carcajadas de la parranda siempre sigue la agonía de la resaca, entre más fastuosa es la boda, más ingrato es el matrimonio, cuanto más duele la enfermedad, más se aprecia el alivio.

¿Y qué puede hacer uno si Dios lo bendijo con una vida acomodada?  Compartir. “Dar hasta que duela”, decía la Madre Teresa. No se trata de entregar lo que sobra, como si fuera sacar la basura. Es dar lo que falta, conscientes que estamos guardando un tesoro en el Reino de los Cielos.

Y por lo demás, mucha moderación. Jamás disfrutar del sufrimiento ajeno, porque eso se paga. Vivir alegres por hacer el bien, llorar mucho por el mal y por el bien omitido. Honores, pocos y sólo si son muy merecidos. Recordar que cada alegría trae su tristeza y cada aflicción lleva adentro la semilla de la esperanza.


El ejemplo de hoy, Santa María de la Cabeza: Esposa de San Isidro Labrador, no se le conoce más mérito que ser humilde y hacendosa, fiel esposa de su marido. ¿Y qué más hace falta para ser santo?

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Evangelio según San Lucas 6,20-26.

Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!

¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!

¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!

¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!

Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!


¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»

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