domingo, 9 de agosto de 2015

“No murmuren entre ustedes” (Jn 6,41-51.)

Evangelio según San Juan 6,41-51.
Comentario por David Quiroa

“No murmuren entre ustedes”

No es un mandamiento, pero debería serlo. No es que la murmuración sea mala por sí misma, pero ¿qué razón hay para murmurar algo que no se puede decir en voz alta?

En este pasaje, los judíos ponían en duda la divinidad de Jesús. Si no creían, ¿Por qué no iban y le preguntaban directamente, cara a cara? Él con gusto les habría contestado, como de todas maneras lo hizo.

Para nosotros, no hay razón para murmurar. Si hay algo que no podemos decir en voz alta, es algo que no debe decirse. Entretenerse con murmuraciones sólo es abrirles paso a los demonios de la duda y la conspiración. Lo que haya que decir, que se diga claramente o mejor que no se diga.

El ejemplo de hoy, Santa Edith Stein: Nacida judía, estudia y se desarrolla brillantemente como académica antes de convertirse al cristianismo. Pero eso no la hace escapar del exterminio nazi. Muere en Auschwitz, después de escribir un magnífico tratado sobre San Juan de la Cruz.

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Evangelio según San Juan 6,41-51.

Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: “Yo soy el pan bajado del cielo”.

Y decían: “¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: ‘Yo he bajado del cielo’?”

Jesús tomó la palabra y les dijo: “No murmuren entre ustedes.
Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna.

Yo soy el pan de Vida.

Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.
Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera.


Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.

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