Evangelio según San Lucas 2,16-21
Comentario por: David Quiroa
“Encontraron a María, a José, y al
recién nacido”
El concepto de “Madre de Dios” es
confuso para muchos. Unos llegan a creer
que convierte a Santa María en “diosa”, precedente y superior a Dios, pero no
es así.
Decir que María es “Madre de Dios” no
le agrega nada a Nuestra Señora, sino sólo explica la naturaleza humana y
divina de Jesús. Nadie duda que María sea madre de Jesús-Hombre. Pero como Jesús es Dios y Hombre a la vez,
María obligatoriamente TAMBIÉN es Madre
de Jesús-Dios.
Al llamar a María “Madre de Dios” no
buscamos alejarla al panteón del Olimpo, sino al contrario, acercar a nosotros
la humanidad de Dios. Él se hizo pequeño para vivir nuestra vida y sufrir lo
que nosotros sufrimos, para que nosotros podamos, como Él, ser parte de la
eternidad del cielo.
El ejemplo de hoy: Santa
Madre de Dios: al ser Madre de Jesús, y ser Jesús nuestro hermano, ella también es Madre Nuestra, a la que
podemos imitar y pedir con confianza.
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Evangelio según San Lucas 2,16-21
Fueron rápidamente y encontraron a
María, a José y al recién nacido acostado en un pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído
decir de este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que
decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas
cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y
glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio
que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de
circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido
dado por el Ángel antes de su concepción.
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