jueves, 6 de diciembre de 2012


Evangelio según San Mateo 7,21.24-27
Comentario por: David Quiroa

 “Un hombre sensato”

¿Qué tan tonto tiene que ser uno para quedarse dentro de una casa que se está cayendo, mientras hay un terremoto y afuera hay gente diciéndole que se salga?

Así de tontos somos con nuestra vida espiritual cuando seguimos cometiendo los mismos errores y nos negamos a cambiar según lo que nos dice la palabra de Dios.

Así como hay albañiles que hacen casas, Dios es el constructor de nuestra casa espiritual, el cielo.  Y si Él nos dice que la casa que hicimos está cayéndose, lo mínimo que podemos hacer es salir corriendo de allí.  Ya luego veremos si construimos una mejor, pero lo inmediato es salir, no sea que muramos aplastados.

El ejemplo de hoy: San Nicolás de Bari. Hombre generoso, en una oportunidad regaló gran cantidad de dinero para liberar a tres señoritas. De allí viene la tradición de atribuirle a San Nicolás los regalos hechos a escondidas.
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Evangelio según San Mateo 7,21.24-27

No son los que me dicen ‘Señor, Señor’ los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.

Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca.

Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.

Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes,  soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó y su ruina fue grande”

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