Evangelio según San Lucas 2,22-35
Comentario por: David Quiroa
“Mis ojos han visto la salvación”
El anciano Simeón estaba esperando la
llegada del Mesías, con fe firme.
Nosotros, tenemos la dicha de saber que
ya vino, lo hemos visto, conocemos de su existencia y podemos adorarlo.
La diferencia entre nosotros y Simeón,
es que él ya solo esperaba la muerte mientras nosotros podemos esperar la vida.
Viene un nuevo año civil, una nueva oportunidad
para empezar otra vez, con energía
renovada, con más fe y más esperanza.
Que este Niño que ha nacido sea causa de
nuestra elevación durante el Año Nuevo.
El ejemplo de hoy: San Tomás
Becket, joven arzobispo de Inglaterra,
mantuvo la paz entre el Rey y la Iglesia. Aunque el rey lo mandó matar, más
tarde se arrepintió y se reconcilió con el Papa.
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Evangelio según San Lucas 2,22-35
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño
a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al
Señor.
También debían ofrecer en sacrificio
un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado
Simeón que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había
revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue
al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él
las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en brazos y alabó a Dios, diciendo:
“Ahora, Señor, puedes dejar que tu
servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la
salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las
naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
Su padre y su madre estaban admirados
por lo que oían decir de él. Simeón,
después de bendecirlos, dijo a María, la madre:
Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será
signo de contradicción, y a ti una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los
pensamientos íntimos de muchos”.
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