Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36
Comentario por: David Quiroa
“Oren incesantemente” (Lc 21,25-28.34-36)
Lo que para el mundo es el inicio de
la temporada navideña, para el creyente es una época de oración.
Pero no se trata de una oración
angustiosa sino por el contrario, una oración feliz, centrada en la esperanza
del regreso de Cristo a esta tierra.
Ese regreso debe sentirse como el
retorno de un amigo que viene a pasar la Navidad con nosotros y a poner el orden en la casa. A ese amigo es
al que le decimos “¡Ven!” y lo esperamos con la cena servida y un cuarto
preparado para que se quede y no se vaya nunca más.
El ejemplo de hoy: Santa
Bibiana. Asesinaron a sus padres para quitarles su patrimonio y a ella la
querían obligar a negar su fe, pero resistió hasta el fin.
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Evangelio según San Lucas 21, 25-28.34-36
Habrá señales en el sol, en la luna y
en las estrellas; y en la tierra, los pueblos
serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la
violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por
lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre
venir sobre una nube, lleno de poder y gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan
ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación”.
Tengan cuidado de no dejarse aturdir
por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese
día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a
todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren
incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán
comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.
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