Evangelio según San Lucas 10,21-24
Comentario por: David Quiroa
“Muchos reyes quisieron”
¿Cuál es la verdadera riqueza? Uno realmente es rico cuando tiene lo que
desea y no desea nada más, pero eso no depende de cuánto dinero se tenga sino
de cuánto se desee.
La verdadera satisfacción no viene de
tener muchas cosas, sino tener lo esencial. Y eso esencial es el pan de cada
día y la palabra del Señor. Lo que Dios revela
al hombre supera con creces los anhelos de los más grandes científicos y de los
más opulentos millonarios, de reyes y de profetas.
Y eso Dios lo revela a los pequeños, a
los sencillos, a los que no quieren más que eso: el pan de cada día y el pan
espiritual de la palabra del Señor.
El ejemplo de hoy: Santa
Bárbara. Encerrada por su fe, aprovechó su encierro para acordarse más de Dios.
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Evangelio según San Mateo 8,5-11
En aquél momento Jesús se estremeció
de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los
prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has
querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y
nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre,
como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo
se lo quiera revelar”.
Después, volviéndose hacia sus
discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que
ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas
y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes
oyen y no lo oyeron!”.
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