Evangelio según San Juan 1,1-18
Comentario por: David Quiroa
“Y la Palabra se hizo carne”
Hoy es un día en que mucha gente hace resoluciones
para el año nuevo, y la mayoría deja de cumplirlas en una semana.
Dios nos pone el ejemplo haciendo
carne Su Palabra. Nosotros no podemos
hacer ese milagro, pero sí podemos poner en acciones nuestros propósitos, meter
en nuestra carne lo que pensamos.
No es decir “voy a ser más caritativo”,
sino ir y dar una limosna, aunque sea pequeña. No es decir “voy a hacer
ejercicio”, sino salir a caminar aunque sea una cuadra.
Si Dios nada más hubiera dicho “voy a
salvarlos” y no hubiera venido a caminar entre nosotros, seguro hoy no seríamos
cristianos.
El ejemplo de hoy: San
Silvestre. Primer papa que gobernó sin persecución, bautizó a Constantino,
formuló el primer Credo y construyó la primera Basílica de San Pedro.
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Evangelio según San Juan, 1,1-18
Al principio existía la Palabra, y la
Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por
medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan. Vino como testigo,
para dartestimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no
era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que,
al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo
fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la
recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a
los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por
obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por
Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó
entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria querecibe del Padre
como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar:
“Este es aquél del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido,
porque existía antes que yo”.
De su plenitud, todos nosotros hemos
participado y hemos recibido gracia sobre gracia: Porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha
revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
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